Lo que acorta nuestros días más allá de la forma en que el tiempo se escurre en términos objetivos es saber que no tendremos ni salud ni tiempo para aplicar aquello que aprendimos. Y lo que lo convierte en fugaz, pero tedioso, a veces incluso insoportable, es la repetición de las rutinas. Al menos, a mí eso me ocurre.
(...) cuando mando a tomar viento la silla en que debería aguardar sentad@ y decido ir al encuentro de lo que sea que quede por venir, es entonces cuando siento el tiempo pleno. ¿Corto? Desde luego. Pero pleno.
Salud